20 ago 2013

Doctorado en Medicina

Desde hace unos meses, disfruto escuchando como me llaman doctora tanto pacientes como otros profesionales. No obstante, siempre hay quien me recuerda que no va a llamarme doctora, puesto que no tengo doctorado (aunque la RAE acepta usar el término doctor para referirse a los médicos).

Hacer el doctorado es algo que está a la baja entre quienes acaban la carrera; después de 6 años de carrera, la convocatoria MIR se plantea como la opción más atractiva, puesto que implica una incorporación más o menos rápida al mercado laboral y la posibilidad de obtener un título de especialista al acabar el período formativo.

¿Qué ventajas ofrece ser doctorado?
  1. Participar en grupos de investigación.
  2. Poder optar a ser profesor de universidad.
  3. En las oposiciones da algunos puntos, ya sea para optar a una plaza en hospital o para presentarse al MIR (da 1 punto extra en la nota académica). Aunque para ser sinceros, en las plazas de especialista se valora más los idiomas comunitarios que el doctorado. Por ejemplo, en el País Vasco, el doctorado cum laude son 5 puntos y el idioma, 17.
  4. Alimentar el ego (para que lo vamos a negar).
¿Cuándo y cómo hacerlo?

Lo más recomendable es iniciarse durante la residencia. Es complicado sacar tiempo por la dedicación que requiere la residencia en sí misma, y es lo que suele echar para atrás a la mayoría de residentes. Además solo algunos hospitales universitarios dan facilidades para dedicarse a ello.

Los residentes de 2º año pueden acceder directamente al programa de doctorado sin necesidad de máster, a diferencia del resto de titulaciones (publicado en el BOE del 15 de febrero de 2012). Este cambio responde a la antigua demanda de los estudiantes de medicina que pedían evitar el máster, entendiendo que la propia residencia ya es una especialización tras la carrera y realizar un máster era redundante. Por otro lado, los estudiantes que cursan actualmente el grado en medicina tienen la consideración de “grado-master” y pueden acceder directamente al programa de doctorado.

¿En qué consiste el doctorado?

Los estudios de doctorado buscan formar perfiles muy especializados en un ámbito concreto. Por lo que se debe buscar un proyecto de investigación a partir del cual se desarrollará una tesis doctoral (siguiendo metodología científica, lógicamente) y será presentado y defendido ante un tribunal, que le pondrá una nota.

La tesis doctoral debe ser un proyecto original, no puede versar sobre un tema ya estudiado. Las universidades, en sus programas oficiales de doctorado, suelen establecer las líneas de investigación, así como la tutela de la tesis por parte de profesores, aunque siempre se pueden valorar otras líneas de investigación que no sean las ofertadas si la idea es buena.

La duración de los estudios de doctorado suele ser de un máximo de cuatro años, a contar desde la admisión del doctorando al programa hasta la presentación de la tesis doctoral. No obstante, se puede prorogar a cinco años siempre y cuando lo autorice la comisión académica responsable.
 

12 ago 2013

Los humanos también tenemos la piel a rayas

No solo las zebras tienen la piel a rayas, nosotros también. Son las líneas de Blaschko, y aunque en la mayoría de humanos no sean perceptibles, están ahí.

Estas líneas fueron descubiertas por el Dr. Alfred Blaschko, quien estudiando diferentes enfermedades cutáneas, se dio cuenta que en muchas de ellas se repetía el patrón de distribución dibujando unas líneas muy parecidas, independientemente de si se trataba de una enfermedad congénita o adquirida. Blacshko trazó un mapa con estas líneas, que es que se muestra debajo y en el que básicamente se observa que las líneas siguen una forma de "V" sobre la espalda y de espirales en forma de "S" sobre el pecho, estómago y laterales, y ondulaciones en la cabeza. Además nunca cruzan la línea media en el tronco pero discurren a través de ella.

  
Fuente: www.pediatricsconsultantlive.com

El mapa cutáneo de Blaschko no es una enfermedad específica ni un síntoma específico de una enfermedad, sino que representa la migración de las células cutáneas durante el periodo de formación embrionario, por lo que todos las poseemos, pero solo las expresamos en caso de enfermedad. Se ha llegado a esta conclusión puesto que no siguen ningún otro patrón, no se corresponden con nervios, ni músculos, ni vasos sanguíneos.

Solamente son visibles en caso de lesiones dermatológicas, como los trastornos de la pigmentación, erupciones cutáneas y las alteraciones cutáneas asociadas al cromosoma X. Otro ejemplo interesante son las quimeras, individuos que poseen dos líneas celulares con ADN diferente entre sí, debido a la fusión de dos embriones en fases tempranas de embarazo. En estos raros ejemplos, si los dos tipos de células epidérmicas de la quimera no tienen la misma tonalidad de piel (ya que su ADN no es idéntico) es posible ver las líneas de Blaschko sin necesidad de que exista una alteración cutánea.

Quimera

Fuentes: 
  • Bolognia JL, Orlow SJ, Glick SA. "Lines of Blaschko". Journal of the American Academy of Dermatology 31 (2):  pp. 157–190.

4 ago 2013

Asuntos íntimos de los fetos

La pregunta de hoy es una de esas que se hacen en el bar después de tres o cuatro copas. ¿Los fetos se mean o cagan dentro del útero materno? Así de directa y natural...

La orina

Los fetos comienzan a producir orina a finales del primer trimestre del embarazo. Hasta ese momento, el líquido amniótico que rodea y protege al feto está integrado básicamente por plasma materno y fetal que pasa al saco amniótico por gradiente osmótico. Más tarde, cuando la piel del feto se recubre de queratina (hacia el tercer mes) la mayor contribución al líquido amniótico va a pasar a ser la orina fetal, así como células de descamación cutánea. De manera que cuando los riñones fetales se encuentran en pleno funcionamiento pueden llegar a excretar medio litro diario de orina. Parte de la orina producida posteriormente es ingerida por el feto, que adquiere esta capacidad a las 16-17 semanas de gestación. El líquido amniótico contiene sustancias nutritivas, como glucosa o aminoácidos, aunque debemos recordar que la mayoría de nutrientes los va a adquirir a través del cordón umbilical.

La orina fetal no se parece mucho a la que producimos el resto de nuestra vida; contiene urea, pero la mayoría de productos nitrogenados son devueltos a la circulación materna por medio del cordón umbilical para que sean filtrados por los riñones de la madre. Además el líquido amniótico es bastante transparente, ya que los fetos no tienen las enzimas encargadas de transformar los pigmentos de la bilis en urobilina, que es la sustancia que da el color amarillento a la orina.

Las heces

Lógicamente si el feto es capaz de deglutir es porque sus intestinos funcionan y producen heces a partir del líquido amniótico consumido, la bilis y otras secreciones. Pero el meconio, pues así es como se llaman las primeras heces del recién nacido, queda almacenado en los intestinos hasta que el feto nace. 

El mecanismo que evita que el feto defeque hasta que ha salido del útero es muy interesante. Mientras el feto está dentro del útero conserva unos pH sanguíneos suficientemente básicos como para mantener los intestinos relajados y el esfínter anal contraído, de modo que las heces son retenidas sin problemas. El parto es un momento estresante en la vida de un recién nacido y debido a las contracciones la sangre no llega tan bien desde la placenta, por lo que el feto no se oxigena tan correctamente y el pH baja. Esta bajada de pH permite los movimientos intestinales y la relajación del esfínter, por lo que sobre todo en partos prolongados el feto puede nacer defecando.

Otro motivo que puede hacer descender el pH sanguíneo es el sufrimiento fetal, ya sea durante el embarazo o durante el parto. En este caso, la defecación se produce en el útero y tiñe el líquido amniótico. Esto no es peligroso para la madre, porque el meconio son heces estériles y que apenas huelen, puesto que el feto se encuentra en el útero, que es una cavidad aséptica, y las bacterias intestinales no se adquieren hasta que el recién nacido inicia la lactancia. Pero el feto puede tragarlas, causando una obstrucción de la vía aérea que le repercuta sobre todo en las primeras horas postparto.

En conclusión, los fetos sí orinan en el útero materno, y es bueno que lo hagan para mantener el medio que los protege, y también pueden cagarse, pero esto ya no nos hace tanta gracia...