5 mar 2013

¿Quemamos muchas calorías cuando estudiamos?

Ahora que muchos hemos cerrado la época de estudios (la de algunos mucho más larga que la de otros) llega el momento de ver los estragos que ha hecho en nuestro cuerpo. Un color de piel poco saludable y sobre todo los cambios en el peso son lo más evidente. Hay quien en estas fechas se ha dedicado a asaltar la nevera como si de la diligencia de John Wayne se tratara y hay quien no puede comer ni un bocado a causa de los nervios. Pero la pregunta en cuestión que yo me he planteado muchas veces es si realmente el gasto energético de nuestro cerebro aumenta mucho por el esfuerzo intelectual.

El cerebro es un órgano que, pese a representar el 2% de la masa corporal, consume el 20% de las calorías que consumimos en nuestro metabolismo basal (la cantidad de energía que gastamos en un día sin actividad física) y si somos niños esta cantidad es mayor, pues el cerebro se encuentra en pleno desarrollo. De modo que si el metabolismo basal de una persona son 1300 kcal de media, el cerebro consume unas 260 calorías al día. Este gasto se reparte en un 80% para señalización neural (es decir, la transmisión de señales químicas y eléctricas entre neuronas) y un 20% para reparación y reestructuración del cerebro.

Nuestros cerebros se nutren básicamente de la glucosa y oxígeno que les llega por vía sanguínea, y gracias a las nuevas técnicas de imagen, como la resonancia magnética funcional, hemos podido observar que, cuando se activa un área específica en el cerebro, los capilares de esa zona aumentan el flujo sanguíneo y reparten mayor cantidad de glucosa. Después de esta exposición, sería lógico pensar que si estamos en un estado de concentración, el flujo sanguíneo al cerebro aumenta, consumimos más energía y, por ende, nuestro gasto calórico aumenta; esta ha sido la idea que han tenido las neurociencias hasta hace no muchos años. Y sí, una actividad mental intensa requiere más energía, pero el incremento de consumo de azúcares no aumenta significativamente. A simple vista, esto no tiene ninguna lógica. Sin embargo, pensemos que el cerebro debe mantener continuamente sus más de 60 billones de neuronas interactuando entre ellas y mandándose señales, incluso si las áreas de esas neuronas no están especialmente activadas. Este aporte continuo de energía permite que cuando se realiza un esfuerzo extra el cerebro lo pueda desempeñar sin un gasto calórico excesivo para el resto de nuestro cuerpo.

Este hecho nos puede resultar muy chocante, pero no es más que un reflejo de la percepción que tenemos del cerebro como estructura que funciona a partir de recibir estímulos externos, cuando lo que sucede es que la mayor parte de la actividad cerebral nace dentro del cerebro de por sí. Los eventos externos al cerebro, como estudiar, son una ínfima parte de nuestra actividad cerebral, por lo que representan un pequeño porcentaje de su consumo de energía.

En conclusión, el cerebro gasta energía, mucha energía para lo pequeño que es, pero eso es independiente de que tengamos que estudiarnos un compendio de física cuántica o que participemos en Gandia Shore. Triste, pero cierto.

Fuentes: 

  • Lennie, P. “The Cost of Cortical Computation” Current Biology 13 (2003): 493–497.
  • Raichle, M E. “The Brain’s Dark Energy” Science 314 (2006): 1249-1250.

5 comentarios:

  1. Ains,por eso engordo en épocas de exámenes... como más y en realidad no lo necesito xD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues espera a llegar al MIR, o te apuntas a un gimnasio o estás perdida xD

      Eliminar
  2. Sería interesante que publicaras algo sobre cómo el pensamiento es capaz de provocar una respuesta fisiológica. Estudio medicina, y ahora en la asignatura "psicología" estoy viendo un sinfín de cabos sueltos que, desde mi punto de vista tienen todos un origen común y es el pensamiento.

    Hasta donde he leído esta pregunta tiene tantas interpretaciones como personas se han dedicado a estudiarla. Muy curioso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Uf! Terreno pantanoso el de la sugestión y los efectos del pensamiento en nuestro organismo, empezando por tener que distinguir los estudios rigurosos de la charlatanería (que suele ser lo que llega al público generalmente).

      Un saludo

      Eliminar
  3. Sólo era una sugerencia ^_^

    ResponderEliminar